Después de un buen fin de semana escalando por tierras conquenses,
un día Valeria disfrutando de la famosa vía “techo de grouyere” y otro en
Cuenca apretando las regletitas, agujeritos y subiendo “fino de pies” como se
dice mucho por el Urban, hemos
sustituido el descanso del guerrero por la magia del Jazz, y en vez de perrear
en casa, hemos ido a ver a la maravillosa Esperanza Spalding.
Muchas veces elogiamos a los deportistas de élite, por las maravillas
inhumanas que son capaces de hacer, pero cuando hablamos de un talento innato,
especial y fuera de este mundo he de decir que nada como lo que he visto esta
noche.
Ya la conocía y había escuchado bastante, pero nada me hacia
imaginar que iba a ver, a lo que ya considero una joven leyenda del mundo del
Jazz y de la música en general
A sus 27 años esta sirena de Portland (Oregón) es ya, una
contrabajista y cantante como jamás había visto en mi vida. Rodeada de una
banda exquisita nos ha dejado un cierto de 2 horas trepidantes de jazz, blues,
solos espectaculares y una energía positiva que ha inundado la sala Joy.
Cada canción era un mundo de melodías que te atrapaban y
envolvían para transportarte de una forma mágica. Las notas, que volaban de un lado a otro, transmitían
ilusión y llenaban los cuerpos de ritmo poniendo sonrisas en cada uno de los
asistentes.
Os recomiendo, os
guste el jazz o no, a esta poderosa artista-genio.
Para mi, el mejor broche después de un fin de semana rico de
escalada
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