Había que salir de la ciudad, había que
conocer nuevas paredes, llenar nuestros ojos y nuestras manos con nuevos cantos
… ¿y si fuera en una isla paradisíaca del Egeo?
Y de repente un día de mayo piiiii:
madrugón 1….brrrr: coche aeropuerto… pipiripi: avión …. ffffff: Bérgamo ….
paseíto nocturno por la città antica … piiii: madrugón 2 , avión otra vez
ffffff:Kos … “¡10 cañas por favor!”… oeoeoeo: ferry a Kalymnos! Llegamos!
Como monkeys veloces, rápidamente nos ubicamos
en los apartamentos frente a la isla de Telendos y bajamos los 50
escalones que nos alejaban del primer chapuzón marino. Al sol del atardecer
organizamos el día siguiente: elegir sector, elegir vías para calentar, para
apretar, vías que intentar y en las que soñar con encadenar …lo demás lo
iríamos improvisando.
¡Ala! Caña para celebrar la suerte de
estar en uno de los mejores spots de escalada del mundo.
Un ambientazo internacional de monkeys
donde sin duda nosotros éramos, por mucho, los altavoces de esas cuevas de
caliza, chorreras (tufas), regletas y posturitas inverosímiles en desplomes con
nuestros gritos de ánimo a lo “bichoniñolocoaprieta” y “escalafino”.
Nuestro menú para la jornada de escalada
consistía en 10 plátanos que comprábamos cada día…y mucha agua…que al bajar de
las paredes se transformaría en Mythos y Fix (recordando nuestras Mahou de
después de entrenar en el chill-out del Roco).
Así conseguimos sentirnos
en casa con el matiz de que ¡esto era Grecia amigos! La belleza no sólo formaba
parte de la cultura clásica, sino que estaba presente en el entorno de roca,
islas&mar y sin duda, en cada línea nueva que probábamos...“Tenéis que
darle a ésta! Es buenísima!”

**No dudes en preguntarnos sobre
recomendaciones, contactos y notas de las 60 vías -desde 5b al 8a- que
hemos probado